ROBERT FRANK – LOS AMERICANOS

ROBERT FRANK – LOS AMERICANOS

EL ASOMBROSO CASO DEL FOTÓGRAFO QUE FOTOGRAFÍO A LOS AMERICANOS TAL Y COMO ERAN Y NO COMO PENSABAN QUE LO ERAN.

Portada del libro «The Americans» de Robert Frank

Robert Frank es un emigrante suizo en Estados Unidos que siente una gran fascinación por su país de adopción y obviamente por la fotografía.

Este fotógrafo redacta un proyecto para fotografiar los EE.UU. usando exclusivamente una pequeña cámara y cuyo objetivo era construir un estudio visual de la civilización norteamericana. A este proyecto se le otorga una beca Guggenheim lo que le proporciona al fotógrafo, además de una importante ayuda económica, cartas de recomendación que le ayudarían a moverse libremente por todos los territorios de los Estados Unidos en caso de que surgieran problemas.

La idea no es en absoluto nueva; otros fotógrafos como Henri Cartier-Bresson o Elliott Erwitt, habían hecho algo similar antes viajando y fotografiando el país. Pero esta vez el resultado va a ser completamente distinto, radical.

Y es así como en junio de 1955 Robert Frank compra un Ford de segunda mano, agarra su pequeña cámara Leica y comienza su periplo por los Estados Unidos. Detroit, Savannah, Miami Beach, New Orleans, Houston, Los Ángeles, Reno, Salt Lake City, Butte, Wyoming, Nebraska, Iowa, Chicago… Durante algunas temporadas le acompañan su mujer y sus dos hijos. Otras veces está sólo en medio de la nada. Noches en el coche o en moteles baratos, tiendas, gasolineras y bares…

Desfile. Hoboken, Nueva Jersey – The Americans-, Robert Frank

Y de esta forma durante aproximadamente 2 años, más de 16.000 kilómetros a lo largo de 48 estados y 28.000 fotografías, Robert Frank fotografió los grandes iconos y símbolos americanos como la bandera, la opulencia económica, el consumismo y sus gentes, es decir el modo de vida cargado de excesos de los Estados Unidos tras salir vencedora de la gran guerra mundial…, pero también y sin darse cuenta de ello documentó aspectos más críticos de la sociedad norteamericana como el racismo y las tensiones sociales.

Mitín, Chicago -The Americans-, Robert Frank

Por aquel entonces la sociedad norteamericana era una sociedad muy recelosa y un suizo recorriendo el país durante el auge del Macarthismo (término que se utilizaba en referencia a acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria americana) creaba cierta desconfianza en las instituciones y era sólo cuestión de tiempo que las autoridades sospechasen. En noviembre de 1955 Robert Frank es interceptado por dos coches patrulla en la ruta 65 en Arkansas bajo la sospecha de ser comunista. Se inspecciona su documentación y su equipaje y se le encarcela. Es amenazado e incluso se le llega a pedir que entregue los carretes expuestos, a lo que se niega. Robert Frank vive una conversación surrealista:

– ¿Qué estás haciendo aquí?

– Tengo una beca Guggenheim.

– ¿Quién es Guggenheim?

La experiencia no sólo no lo disuade, sino que intensifica su empatía por los desfavorecidos, por la gente de la calle.

De hecho, aunque Robert Frank vive en New York y conoce Kansas y Saint Louis, no sospecha la dimensión de la segregación racial en el sur. Al principio del viaje la plasma a través de imágenes obvias y banales, como fuentes para blancos y fuentes para negros, o la ubicación de blancos y negros en los autobuses, pero a medida que profundiza en esos Estados desarrolla un mensaje más sutil, a la vez que aumenta su afinidad por los afroamericanos, más abiertos y desprovistos de prejuicios en comparación con los blancos. En Port Gibson, Mississippi, continúa el desprecio; unos críos le dicen que vaya al otro lado de la ciudad a ver jugar a los negros…

«Vi por primera vez cómo se trataba a los negros. Fue una sorpresa. Pero no me hizo odiar a América. Me hizo entender cómo puede ser la gente.». – Robert Frank

El libro finalmente vio la luz en Francia en 1958 y en él se publicaron únicamente 83 fotografías de las más de 28.000 que se habían realizado durante el proyecto, siendo un verdadero fracaso de ventas con una crítica muy dura hacia el fotógrafo a quien le acusaron de agitador. Decían que en su libro únicamente muestra «la degradación de una nación», que es «un poema triste para gente enferma» por parte de un «pobre ensayista sin ninguna capacidad narrativa» y su obra “Los Americanos”, que había nacido originalmente de la fascinación, se convierte en una obra anti-americana.

Charleston, Carolina del Sur -The Americans-, Robert Frank

El libro fue calificado de antipatriota por mostrar una visión desilusionada de los Estados Unidos, pero revolucionó el reportaje fotográfico situándolo en la línea del Nuevo Periodismo de los años sesenta y años más tarde se convertiría en uno de los libros de la historia más influyentes en el apartado de fotografía documental y que no puede faltar en la biblioteca de ningún amante de este estilo fotográfico.

Pero incluso hoy adentrarse en las páginas de “Los Americanos” es un proceso intenso. Las imágenes se suceden despacio, consiguiendo justo lo que Frank pretendía: que te hagas preguntas sobre lo que estás viendo y por qué lo estás viendo de esa forma. Es una obra brutalmente honesta y sin concesiones que escarba en la superficie hasta mostrar lo que hay detrás, porque con toda seguridad los americanos no eran tan felices como creían que lo eran, ni tan libres como pensaban que lo eran, ni siquiera tan demócratas como aseguraban que lo eran y Robert Frank con su libro les mostró la realidad en la que vivían y que hasta ese momento no percibían.

Funeral, Santa Helena, Carolina del Sur -The Americans-, Robert Frank

«Después de ver estas imágenes, terminas por no saber si un jukebox es más triste que un ataúd». – Jack Kerouac

Video: «Análisis y claves para entender ‘Los Americanos’ de Robert Frank»
Fuente: «Blog Cartier-Bresson no es un reloj»

Y de este modo llegamos al final de esta historia y con ella al final de esta sección al menos hasta pasado el verano y desde Laredofoto.com les animamos a fotografiar y visionar fotografía. A que lo hagan como si recorrieran las calles de Valparaíso de la mano de Sergio Larraín, a fotografiar desde el anonimato como la cuidadora de niños Vivían Maier, a hacerse autorretratos con mensaje incluido como fue el primero de la historia y realizado por Hippolyte Bayard, les animo a que se involucren en mostrar más fotografías que una, tal y como debió de haber hecho Kevin Carter cuando fotografió al buitre tras el niño, incluso a que muestren sus intenciones en las fotografías como W. Eugene Smith lo hizo en su reportaje para la revista LIFE en Deleitosa y como no, que hagan fotografías que muestren la realidad oculta bajo el maquillaje de la falsa normalidad de la misma manera que ha ocurrido en nuestra historia de hoy de Robert Frank y los americanos.

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