Era el invierno de 2007 cuando John Maloof compró casualmente en una casa de subastas un caja llena de negativos con la intención de que éstos sirvieran para el trabajo que estaba realizando sobre la historia de su comunidad. Sobre la autoría de los negativos nada sabía, salvo un nombre: “Vivían Maier”. Y este es el comienzo de una maravillosa historia de búsqueda e investigación