Sergio Larraín, genio chileno que tuvo una fulgurante carrera llegando a entrar en la Agencia Magnum de la mano del mismísimo Cartier-Bresson, realizó un trabajo memorable. Su fotografía es lírica, cercana y certera. Retrató lo que vio, lo que le gustó, lo que le llamaba la atención, dejándose llevar sin ningún motivo. Caminando, errando, explorando o, cómo se le ha calificado, vagabundeando con cámara en mano. Llegando incluso a abandonar